jueves, 16 de junio de 2011

La Décima

LA DÉCIMA:

Introducción

El folclor le permite a un pueblo reconstruir las culturas pasadas y a comprender la cultura presente. Enmarcado dentro de un contexto social, viene a ser un espejo de la cultura. Los hechos folclóricos son inherentes a esta, integrantes de la sociedad en que se manifiestan; de ahí que resulte haber interacción entre ambos. El folclor -entiéndase el conjunto de tradiciones populares de un país1- se manifiesta en diversos moldes estróficos, como son: la copla, el aguinaldo, el villancico, la bomba, la plena, la seguidilla y la décima. Pero de todas es la décima el puntal de la poesía popular en Puerto Rico.

1El folclor no se limita a los cantares de pueblo, sino también a los sentires, haceres, a la ciencia del hombre que intenta reconstruir los patrimonios tutelares.
El tema de la décima ha sido objeto de estudio en una doble vertiente:
la popular y la culta. Sobre la décima popular se destaca cimeramente el libro La décima popular en Puerto Rico, de Ivette Jiménez de Báez y, sobre la décima culta, La décima culta en la literatura puertorriqueña de Amalia Lluch Vélez. En este último, Lluch Vélez estudia a los autores cuya poesía evidencia un tratamiento estilizado, cónsono con la intención artística. Otra obra que merece especial interés es La décima, cuyos autores son los hermanos Pedro y Elsa Escabí. Se trata de un estudio etnográfico basado en los materiales folclóricos recopilados en el municipio de Morovis, en 1969.

Consignamos, asimismo, los trabajos en que se ha dedicado un capítulo o apartado a la estrofa que nos ocupa. Entre estos figuran: La poesía popular de Puerto Rico, escrito por María Cadilla de Martínez; El cantar folklórico, de Marcelino Canino; Voz folklórica de Puerto Rico, de Cesáreo Rosa Nieves, y el artículo “Literatura folklórica de Puerto Rico”, publicado en 21 Conferencias, por Francisco Manrique Cabrera.

Influjos

Nuestra literatura está huérfana del folclor del mundo precolombino. Aún no se han hallado manifiestos de canciones o relatos indígenas. Todo cuanto poseemos son datos históricos respecto de que el areito era un “bailar cantado”. En el decir de Francisco Manrique Cabrera: Se trataba de un romance o crónica dramatizada que al mismo tiempo que servía para recordar hechos del pasado heroico, también se empleaba para ensayar por anticipado próximas acciones de guerra2.
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2Francisco Manrique Cabrera, “Literatura folklórica de Puerto Rico”, 21 Conferencias, pág. 407.
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No podemos decir lo mismo respecto de las aportaciones folclóricoliterarias de sabor africano, manifiestas en la bomba, el seis y en los cantares de gentes de algunos sectores de Loíza, Guayama y Ponce. No obstante estas manifestaciones, el máximo de nuestro haber folclórico tiene sus raíces en la literatura hispánica, y nos ha llegado a través de las continuas oleadas de colonos andaluces en el siglo XVI, y, posteriormente, de canarios, a partir del siglo XVIII.

Estos grupos migratorios ejercieron una gran influencia en muchos aspectos de nuestra sociedad, hecho que consigna Manuel Fernández Juncos al señalar que los pobladores andaluces “... que llegaron desde el siglo XVI a Puerto Rico importaron la décima, combinación métrica, ideada por el poeta Espinel…".

En el siglo XVII aparecen dos de los testimonios más antiguos escritos con motivo de enaltecer la figura de Gaspar Andino, el gobernador en los años de 1683 a 1685. La siguiente centuria se silenció desde el punto de vista literario. No es sino hasta la llegada de la imprenta, en 1806 que se inicia la publicación del primer periódico que servirá de acicate para que unos años más tarde vean la luz otros importantes rotativos que, a su vez, servirán de vehículo para la difusión de algunas décimas anónimas, como la que apareció en el mes de febrero de 1917 en el periódico Gaceta de Puerto Rico:

Fajardo lleno de gloria
hoy honra vuestras cenizas
como las fieles divisas
de su primera victoria:
respete vuestra memoria
Puerto Rico reverente
pues que con pechos valientes
habéis muerto en una acción
por rey, patria y religión
en contra del insurgente.

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3Manuel Fernández Juncos, “Literatura y elocuencia”, El libro de Puerto Rico, pág. 758.
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Estas primicias literarias anónimas giran en torno del tema laudatorio político y patriótico y, si bien es cierto que responden al molde estrófico de la décima, distan mucho de ser parte de nuestro acervo cultural y del saber de las clases populares.

El trovador: el máximo exponente de la décima

Quien mejor caracteriza al “hombre de tierra adentro”, manifestante de cantares y decires, es el trovador. El término, que conste, no designa como los “scopas”, “rapsodas” o juglares, a gente del saber culto. El nuestro, sencillamente, es un cantante de décimas, que bien puede improvisar o versificar. Versifica si no posee la gracia de la improvisación. Es un “poeta de pueblo” quien generalmente pertenece a una clase social humilde, y participa en actividades especiales, como son la Navidad, las Fiestas de Cruz, y los baquinés.

Es curioso que, tratándose, por su estructura4 de la más difícil de las estrofas del verso español, venga a ser esta el vehículo de expresión favorito del campesino puertorriqueño. Este género, que obliga a moldes rigurosos, tiene larga tradición y se mantiene vivo a pesar de la irrupción avasalladora del progreso, y del desplazamiento del hombre del campo a la ciudad.

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4Es una composición estrófica de diez versos octosílabos, básicamente dispuestos de la siguiente forma:
a
b
b
a
a
c
c
d
d
c

De lo tradicional y lo culto

En Puerto Rico se ha hablado de la décima popular o tradicional y la décima de pura elaboración estilística. Esta última supone, en oposición de la popular, un tratamiento a tono con los criterios de corrección literaria, y una intención artística. Esta es la que cultivan consagrados poetas como Luis Lloréns Torres, Francisco Lluch Mora, José de Diego, Virgilio Dávila, Juan Antonio Corretjer y Francisco Matos Paoli, entre otros.

La vertiente popular, por su parte, es la expresión cimera de nuestro folclor. Esto implica naturalmente el hecho del tradicionalismo. Recuerdo que en una ocasión en que se llevaba a cabo una “controversia” entrevistaron a un joven de veinte años que les ganó a dos experimentados trovadores.

Salió a relucir que había aprendido el arte de la improvisación gracias a su madre quien, desde que era niño, le cantaba décimas. Por la oralidad llegan estas manifestaciones las que, por merced de la mnemotecnia y por los estudios realizados hoy día, perviven como parte de nuestra tradición.

Los temas

En este ensayo aparece una selección de algunas de las décimas publicadas por los hermanos Escabí, libro al que habíamos hecho referencia, y otras presentadas en certámenes y en actividades de trovadores.

Existe una gama de temas que recogen casi todas las manifestaciones del espíritu, como son: el amor, el sentimiento religioso, el engaño, la infidelidad, y hasta temas como el de la patria, los próceres, los vicios, la naturaleza, los animales, entre otros. Veamos someramente algunos de esos temas.

La patria. El hombre puertorriqueño, sea culto o no, no puede sustraerse del sentimiento patriótico. Más que un simple motivo de inspiración, es un impulso vital que lleva en la sangre; y en ocasiones estará vinculado a lo telúrico o a los grandes próceres. Algunos trovadores visualizan la tierra como un edén:

Es mi tierra borincana
un edén, un paraíso;
es un jardín tan lindísimo
que a la América engalana.
De ella vive enamorada
todo lo que viene de lejos (sic)
hasta los mismos viajeros
que bajan de la montaña
cantan cerca de las cabañas: (sic)
¡Borinquen, cuánto te quiero!

Otros dedican trovas a los hombres del pasado:

Y fue Matienzo Cintrón
patriota de gran alcance,
y tenía como Betances
la patria en el corazón.
Gautier, con su inspiración
le cantó con hidalguía
y desde la tumba fría
como un poema te reza
inspirado en la belleza,
de esta patria suya y mía.

El tema de la patria ha tenido entre sus máximos cultivadores a José Gautier Benítez, considerado como el Bécquer de la literatura puertorriqueña. Hablar de Gautier es hablar de la patria. Como representante de la modalidad romántica de fines de la centuria pasada, debemos suponer que su obra, que goza de sencillez por el uso de versos mayormente de arte menor, fue la preferida de muchos.

La gente se aprendía esos versos de memoria, que se transmitían de una generación a otra. Por eso no nos extrañe que el trovador, en un momento de creación repentina transfiera algunos versos a su cantar; muchas veces, ignorando la procedencia de los mismos. En un conjunto de décimas sueltas de Morovis hemos hallado una que claramente tiene reminiscencias gauterianas; bien por el tema y bien por el calco de algunos versos.

A continuación transcribimos la décima moroveña y, justo al lado derecho, las redondillas de Gautier que posiblemente inspiraron a aquella.

Es mi patria solo una
la que en mi pecho reposa,
es una blanca gaviota
que duerme entre las espumas;
en ella meció mi cuna
mi madre con gran desvelo
y yo nací en este suelo
de esta islita tan querida
que cantan todas sus hijas
“¡Borinquen, cuánto te quiero!"

¡Borinquen, patria querida!
la de blancos almenares,
la de los verdes palmares
la de la extensa bahía.
¡Qué hermosa estás en la bruma,
del mar que tu playa azota
como una blanca gaviota,
dormida entre las espumas.

(Fragmento de "A Puerto Rico”)

El amor. En la siguiente composición notaremos la fuerza primitiva del sentimiento amoroso. Ningún autor puede sustraerse a cantarle al amor. El trovador le manifiesta a su amada una pasión desbordante:

Me has robado el corazón
y aquí lo vengo a buscar,
me debe de consolar
un ángel consolador.
Yo te he brindado mi amor,
suplico que me perdones,
vengo regando flores (sic)
para todo el color trigueño
y ahora digo con empeño
saludo a ustedes, señores.

El antedicho revela la falta de dominio en el oficio. Fijémonos en losversos séptimo y octavo: el primero no está cónsono con los anteriores, por cuanto tiene una sílaba menos; el octavo, a su vez, es de nueve. El pie quebrado indica que es una mera improvisación.

El sentimiento religioso. La fe aparece enraizada en todos los actos del hombre de tierra adentro. En la mayoría de los casos, el trovador adquiere desde niño una educación religiosa, acuciada por su madre que lo lleva a la iglesia más cercana a aprender el catecismo: misión obligada para el que quiere bautizarse. Bien le canta a Dios, a la Virgen o a los Santos:

Mi vida es un relicario
de una enseñanza fecunda,

La décima de pie forzado se inicia con una cuarteta o copla que obliga a terminar cada estrofa con una de las líneas del motivo.

y siento una fe profunda
cuando yo rezo el rosario;
esto lo hago yo a diario
porque es la oración divina
es la educación más fina
por eso yo la practico;
y así vivo como un rico
entre montes y colinas.

Los últimos dos versos nos remiten al clásico tema del “beatus ille”, “menosprecio de corte y alabanza de aldea”. El trovador -que ignora lo antedicho- expone en forma tan llana la alegría de rezar diariamente: cosa que le produce un gran bienestar y lo hace sentirse rico.

El tema del engaño. En los siguientes cantares aparece el tema del “burlador de mujeres” -tan conocido a través de la literatura peninsular, en obras como El infamador, El burlador de Sevilla, y Don Juan Tenorio-. En esta variante, es el campesino “jaiba” el que burla a una jovencita ingenua, que cae en “las redes”, víctima del hombre que le juró amor, y no cumplió:

Una joven que yo amé
con mucha la idolatría
la infeliz bien me quería
y tan mal que le pagué.
Su desgracia yo causé uego cogí otro destino
jurándole el amor mío,
el que ella jamás vio.
Esa deuda debo yo
en las orillas de un río.

Mujer y naturaleza.

De la tradición oral de Cidra es la siguiente décima en que el autor equipara a la mujer con los elementos de la naturaleza. Los versos “Eres tú la golondrina /que resta a las aves vuelo” nos hacen recordar el inicio del conocido poema de Góngora que dice: “Mientras por competir con tu cabello /oro bruñido, el sol relumbra en vano...” En ambos la belleza de la amada supera la de la naturaleza. Veamos:

Eres lirio y amapola,
eres mata en la pradera
eres cielo y primavera
eres claro de la aurora.
Eres noble, encantadora,
estrella, la matutina
eres tú la golondrina
que resta a las aves vuelo
Baja de los quintos cielos.
¡Eres la rosa más fina!

La infidelidad. Casi sin equivocamos podríamos afirmar que el tema de la infidelidad no aparece tratado por los poetas que cultivan la décima culta. Probablemente se debe a que no va conforme con su refinamiento y buen estilo. En cambio, en la tradición oral -como ya hemos visto- se recoge todo tipo de situación, y el tema en cuestión no está excluido de estas interpretaciones:

Señora, si esto llegara
a oídos de su marido,
y él como adolorido
en despecho la dejara;
usted me dirá mañana
que el culpable he sido yo.
Hoy me dice usted que no,
porque me ama en extremo
ya usted lo verá más luego
¡si nos cogen a los dos!

Una décima cidreña recoge el reverso de la situación; es decir, esta vez es el marido engañado el que censura el comportamiento de su mujer, la echa y la amenaza con buscar a otra:

Retírate de aquí, ingrata;
mas no te puedo querer,
ya buscaré otra mujer
que me gobierne mi casa.
No me importa si mal pasas;
en trampa propia has caído;
y con ese otro marido
pagarás tu ingratitud
como es poca tu virtud
descose lo que has cosido.

La naturaleza.

Dentro de la más variada gama de temas puertorriqueños se destaca el de la naturaleza. La siguiente décima retrata el amanecer borincano, con algunos de sus más comunes ingredientes: el pitirre, la sabana y la vaca. A pesar del sentimiento llano, sencillo y propio de la gente jíbara, fijémonos en el recurso del hipérbaton, que aparece en el segundo verso, y que no es común en la poesía de corte tradicional:

Cuando llega en la mañana
de los pitirres el canto,
entonces yo me levantoy
voy a abrir la ventana;
andando yo en la sabana
boto la morra y el sueño,
ufano la vaca ordeño
con deleite fervoroso,
y para vivir dichoso
soy jíbaro borinqueño

Los animales.

Otro de los temas tratados es el de los animales. A la tradición popular de Yabucoa corresponde la serie de décimas que transcribimos abajo. Lo curioso es que alguien le ha dado el título de “El congreso de los ratones”; y aún más es el hecho de que el asunto poético fue motivo de una de las conocidas fábulas de Esopo.

La composición consta de seis décimas, que bien podríamos disponer en tres apartados: el primero correspondería a la primera estrofa, en que se da el motivo del congreso; el segundo apartado, que va desde la segunda estrofa hasta la quinta, gira en torno de las diferentes opiniones de los asambleístas para “librarse del gato”; el tercero y último coresponde asimismo a una sola estrofa: la última, en la que se resuelve dejando las cosas igual, pues ninguno se atrevió a “ponerle el cascabel”:

Esta es la fiel narración
del caso más estrambótico
que según un dato histórico
sucedió en cierta ocasión;
no se sabe en qué nación
pues no lo indica el relato,
un reportero sensato
hizo las anotaciones,
de un congreso de ratones
para librarse del gato.

Era que el gato en exceso
los ratones se comía,
y por eso ellos un día
celebraron un congreso.
Con el propósito expreso
de concertar un buen trato,
a que el felino nongrato
sin piedad los acechaba,
y algo se necesitaba
para librarse del gato.

Formando delegaciones
llegaron allí invitados,
los ratones más versados
de las distintas naciones;
pues en todas las regiones
sufrían el mismo maltrato,
y el momento era muy grato
para juntos conversar
y alguna forma encontrar
para librarse del gato.

Como en toda gran reunión
-de que se tenga memoriahubo
piezas de oratoria
aplausos y discusión.
Y un regordete ratón
parlamentarista innato
irrumpió en el pugilato,
y colocándose en medio
dijo que tenía el remedio
para librarse del gato.

El remedio, según él
para acabar su atropello,
era colgarle en el cuello
al cruel gato un cascabel;
cosa que aceptó el tropel
tras aplaudir largo rato,
pues causaron gran impacto
las frases del delegado,
que un truco se había ideado
para librarse del gato.

Del magno congreso aquel
la algarabía terminó,
cuando un ratón preguntó..
¿Quién le pone el cascabel?
Ninguno aceptó el papel
de enfrentársele al ingrato,
y de acuerdo a ese relato
no hay ratón que se disponga,
y que el cascabel le ponga
para librarse del gato.

El antedicho poema comienza con un recurso propio del juglar, que consiste en llamar la atención en los primeros dos versos en los que hace constar que se trata de una narración. Debemos suponer que en el poema que transcribimos el trovador conoce el asunto de la conocida fábula de Esopo.

El “guapetón”.

La siguiente décima es muy conocida en Puerto Rico. Su interpretación es casi obligada durante las navidades, aunque nada tenga que ver con el asunto. Se canta acompañada de distintas melodías -seis y aguinaldos- y con los instrumentos típicos: el cuatro, el güiro, la guitarra, el tiple y el acordeón. Esta, que transcribimos a continuación, trata sobre el “guapetón de barrio”, que no se arredra ante nada; y tal parece que desde el nacimiento su condición es la de pelear:

Yo soy el hombre más guapo
que la tierra pueda dar.
Cuando es cosa de pelear
yo peleo hasta dentro de un saco [sic].
Desde que yo era muchacho,
a mí no hay Dios que me obligue,
sí gente que dice “sigue”,
a dejar esta manía
y esto no es cosa mía,
es un ser que me persigue.

Como variante de la antedicha, se registra en Morovis esta otra, propia del hombre de poca escolaridad:

Yo soy el hombre valiente
que peleó con el tayote,7
lo cojo por el gañote8
y me lo como caliente.
Si se entremete la gente,
a querérmelo quitar

7La palabra “tayote” es una variante de “chayote” -legumbre muy sabrosa-; pero aquí se
refiere a la persona pálida .

8“Gañote” es lo mismo que “gaznate”; no obstante, la norma en el país es la segunda; la primera está confinada al uso de la gente iletrada.

le digo: “Déjelo estar,
que tiene malas ideas,
mírelo cómo humea,
cómo me quiere quemar”.

La burla. Los Escabí recogen una décima moroveña de carácter burlesco. Al mismo tiempo que se da el humor, el hecho de emplear el equívoco “polla” hace que esta raye en la depravación moral. La primera vez que se emplea el vocablo “polla”, bien podría referirse literalmente al ave plumífera; pero en el segundo caso se insinúa la parte pudenda del cuerpo.

Podemos afirmar, además, que el hecho de tratarse de un negro no implica ni prejuicio ni humillación. El jíbaro también se burla de sí mismo, lo que supone que lo que se desea es mover a risa a los oyentes, como veremos en la décima que sucede a esta:

Un negro como un caldero
una polla se robó
y como nadie lo vio,
cogió y se la echó en el seno.
Ese negro no era bueno
cuando se robó esa polla;
y se formó una tramolla,
le dieron un pescozón
se le reventó el botón
y se le salió la polla.

En la siguiente décima el jíbaro se mofa de sí mismo:

Un jíbaro fue a San Juan
y fue tanta su desgracia
que se metió en la farmacia
creyéndola un “restaurant”.
Aquí pidió café con pan,
un poquito de agua fría,
cuando llega un policía
lo empujó con la macana.
Allí se formó la tángana,
y el público se reía.

La ausencia de la amada.

La décima que transcribimos a continuación nos hace recordar unos versos que corresponden a unas jarchas anteriores al siglo XI, en las que se da el tema de la joven que interpela a otros para que le digan el paradero de su amado; no obstante, en esta, en medio de un idílico paisaje, es el enamorado quien pregunta a unos labradores por ella.

La jarcha dice:

Garid vos, ay yermaniellas
com'contenre mieu mali!
sin el habib non vivreyu,
ad ob 1'irey demandari.

Y la décima:
En busca del amor; al campo me retiré;
muy afligido me senté
A las orillas del río,
bajo de un árbol sombrío
donde calmar mis dolores;
vi pasar dos labradores
les pregunté -Por piedad,
denme razón dónde está
la dueña de mis amores.

El partidismo político. A raíz del cambio del partido, que por dos

décadas estuvo en el poder, el pueblo campesino -populares9 en su mayoríacomenzó

a cantar décimas alusivas al contrincante de Luis Muñoz Marín, el

ponceño Luis A. Ferré. Los del Partido Popular usan una pava como

símbolo del hombre “que suda la patria”; de ahí la alusión a la prenda de

vestir:

Fíjate, puertorriqueño,

cuando vayas a votar,

no te dejes engañar

de tu gusto tú eres dueño.

Un jardín puertorriqueño

es la Pava sin igual.

Esta tiene que triunfar

antes, ahora y después:

sácale el calzo a Ferré

que trae distinto collar.

Epítome

El recorrido ha sido breve. Hemos ofrecido apenas un muestrario de

la gran gama de temas de nuestro folclor; pero nos hemos circunscrito al

género de la décima. La voz “décima” alude ciertamente al número de

versos octosílabos que exige la estrofa; y, aunque como ya hemos señalado,

el género obliga a moldes rigurosos, ha sido el elegido por nuestro pueblo

como expresión viva de sus sentimientos.

9Los populares son los simpatizantes del Partido Popular Democrático, fundado por Luis

Muñoz Marín, y que por más de dos décadas permaneció ininterrumpidamente en el poder.

Hemos consignado la presencia de dos modalidades: la popular y la

culta. Sabido es que la estrofa en cuestión es de abolengo culto; de

entronque hispánico; que pisó tierra a partir de la oleada de colonos, en el

siglo XVI. En la centuria siguiente hallamos evidencia documental del

cultivo espontáneo de la décima, sucedido parcialmente en el siglo XVIII, y

más aún en el XIX, cuando, con la llegada de la imprenta, los periódicos se

convierten en portavoces del pueblo. La preferencia por la estrofa va

creciendo cada día al mismo compás que nuestro quehacer histórico.

¿Cuál es su finalidad? En Arte nuevo de hacer comedias, Lope de

Vega ha dicho:

Acomode los versos con prudencia

a los sujetos de que va tratando.

Las décimas son buenas para quejas;

el soneto está bien en los que aguardan,

las relaciones piden los romances...

No son solo "buenas para quejas”. En la vertiente culta han dado

lugar a hermosas creaciones con una gama de motivos. En la vertiente

jibarista han sido el vehículo del humor, del sentimiento religioso, la

“jaibería”, el amor, la naturaleza, el engaño, los animales y la patria. Han

dado pie, asimismo, a divertidas controversias poéticas para determinar cuál

es el mejor cantador o versador: actividad que ha reunido a los pueblos en las

plazas públicas, porque la predilección por la décima sigue viva en

plenitudes.

Horizontes es la Revista de la Facultad de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Los lectores

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en el mundo académico.

Referencia bibliográfica del artículo (según APA):

Martínez de Alicea, A. H. (2005). La Décima: Puntal de la Poesía Popular en Puerto Rico. Horizontes,

47(92), 17-36. Recuperado de http://www.pucpr.edu/hz/054.pdf

Referencia bibliográfica del artículo (según MLA):

Martínez de Alicea, Ada Hilda. “La Décima: Puntal de la Poesía Popular en Puerto Rico.” Horizontes 47.92

(2005): 17-36. Horizontes. 3 Sep. 2009

Las referencias anteriores se basan en los siguientes manuales de estilo:

American Psychological Association. (2010). Publication manual of the American Psychological

Association (6th ed.). Washington, DC: The Author.

Gibaldi, J. (2009). MLA handbook for writers of research papers (7th ed.). New York, NY: Modern Language

Association of America.